De la Movilización al
Movimiento Social
Una nueva manera de
articulación política ‘local’-‘global’-‘local’.
Johnny J. Pujols
Los Partidos Políticos: Una aproximación inicial de
la articulación política entre lo Global y lo Local.
La manera más formal de articulación política en nuestras sociedades, se
da a través de organizaciones estructuradas -Partidos Políticos-, cuyo objetivo
ideal es el establecimiento a nivel burocrático estatal de sus agendas
(coincidentes o no con las aspiraciones colectivas) y más pragmáticamente la
consecución, consolidación y mantenimiento del poder político.
Formalmente “Los partidos políticos son grupos “organizados” para acceder
al poder y ejercerlo.[1]”
Se excluye de esta definición la capacidad autoorganizativa, y esto es así
porque tradicionalmente los partidos son definidos estructuralmente previamente
a su conformación, y su agenda programática también es establecida antes de la
cristalización de sus estructuras y sin contar con el consenso de su membresía
(o militancia) futura.
Un Partido Político es “un organismo elemento de la sociedad complejo en
el cual comienza a concretarse una voluntad colectiva reconocida y afirmada
parcialmente en la acción." [Es] "la primera célula en la que se
resumen los gérmenes de voluntad colectiva que tienden a devenir universales y
totales[2]."
El propósito del partido es "dirigir las situaciones en momentos
históricamente vitales para su clase[3].
Lo anterior implica en
primer lugar la participación en el partido de individuos pertenecientes a una
misma clase, que con unos fines previamente definidos se hacen del Partido un
instrumento para liderar sus expectativas colectivas de cambio y al mismo
tiempo la posterior universalización de estas aspiraciones, sin contar
necesariamente con mecanismos que la verifiquen.
Esta definición es afín al concepto tradicional de organización social
como un ente “creado intencionalmente para el logro de determinados objetivos
mediante el trabajo humano y recursos materiales, poseedora de una estructura,
y ubicada en un medio o marco de condiciones históricas concretas que influyen
en su desenvolvimiento”.[4]
Se resalta en la concepción tradicional la presencia de intencionalidad,
agenda, propósito y definición estructural previo a la consolidación de las
organizaciones, de modo que se rechaza al menos conceptualmente la posibilidad
de que emerja espontáneamente alguna forma de organización social que preceda a
sus estructuras y que en el seno de la misma estas estructuras se generen como
propiedades internas y como resultado de su interacción con el entorno, de modo
que a partir de su propia flexibilidad y capacidad de adaptación la
organización de respuesta a los problemas que le rodean.
Es innegable el legado de los partidos pues los mismos han estado
vinculados en todo el mundo a importantes transformaciones políticas del último
siglo y medio, no sin enfrentar importantes contradicciones epocales: los
republicanos en la guerra civil norteamericana (1861-1865), el Partido Obrero
Social Demócrata de Rusia (especialmente la línea bolchevique) en la revolución
rusa (1917), el Partido Revolucionario Dominicano en la revolución
constitucionalista o revolución de abril (1965), para citar algunos casos.
Pero cómo se articulaban lo local y lo global bajo la rigidez estructural
de los Partidos, de modo que se pudieran motivar movilizaciones de esta
magnitud y amplitud. Si se parte de la definición tradicional de que la
voluntad colectiva inicia su concreción en el seno de los Partidos, se puede
ver que esta voluntad se pretende concretar o legitimar a través de una acción
causal desde la acción política más global hacia hasta todos los componentes -localizados- de la sociedad. De modo
que en la configuración y concepción inicial de un partido se des-localiza la voluntad colectiva abstrayéndola
en la agenda programática, para luego re-localizar desde la acción política y a
través de los programas la concreción de estas aspiraciones, esto sin duda es
una fuente de discontinuidad entre las agendas programáticas de los
partidos y las aspiraciones colectivas de la sociedad, que debe ser periódicamente
verificada, actualizada y legitimada a través de procesos de consulta o
electorales.
De modo que la emergencia o aparición de los Partidos ocurre en un plano más
exclusivo que su campo de acción y su consolidación se da a través de una
acción causal hacia los componentes de la sociedad.
Lo anterior queda más evidenciado cuando se recuerda que los partidos
políticos son “el resultado de la quiebra de la sociedad feudal y su paso a la
sociedad industrial, sustituyendo el mandato directo por el representativo, con
el cual el diputado ya no es considerado representante exclusivo de su
distrito, sino de toda la nación, y deja
de estar obligado a seguir ciegamente el
mandato imperativo de sus electores[5]”.
De este modo la articulación de los partidos es una acción que va de lo
general a lo particular, de lo global a lo local, y este paso por los componentes localizados solo tiene un propósito
legitimador, que permita universalizar (formalmente) los supuestos
generales preestablecidos. El mecanismo de acción por el cual se ejerce esta
acción causal es a través de consultas (electorales) sin que ello implique que
los elegidos (representantes) tengan que identificarse con las aspiraciones de
sus representados.
Generalmente esta realidad es interpretada en el sentido inverso
indicándose que, desde lo local, a través de los procesos electorales, se
expresa en la elección de ciertas agendas o programas la voluntad colectiva en
su modo más global, lo anterior solo fuera posible si estas agendas programáticas no estuvieran ya definidas a priori por
las estructuras partidarias.
En los últimos años la credibilidad de los partidos políticos ha ido en
declive. De igual manera junto a la apatía de las generaciones actuales por la
participación política estructurada a través de la militancia política
partidaria, se ha incrementado la participación de las mismas generaciones en
otras formas de articulación política a través de movilizaciones colectivas y
movimientos sociales, se ha argumentado que los movimientos y movilizaciones
sociales no pretenden la consecución del poder político y que los partidos
siguen siendo indispensable para la organización democrática de la sociedad.
Sin embargo, no siempre ha sido así. En la antigüedad las formaciones
políticas estaban más relacionadas con el debate político y la conformación de
los poderes políticos, y tenían un carácter transitorio (más parecido al de los
movimientos sociales), no permanente y su configuración orgánica por lo tanto
no estaba rígidamente establecida, de hecho la “terminología utilizada
-eterias, stasis, parataxis, en griego, y factio, secta, coniuratio, en latín–,
denotan el carácter transitorio de dichas formaciones y asociadas a momentos de
convulsión. En el caso griego se trataba de formaciones políticas de base
territorial, gentilicia o sectorial, surgidas y vinculadas con una coyuntura
particular y destinadas a desaparecer con esta”.[6]
De este modo la forma más común de organización política en la antigüedad
es a través de organizaciones más flexibles, locales y temporalmente limitadas
que perseguían objetivos concretos y que emergían periódicamente atendiendo a su
propia temporalidad para dar respuesta de manera directa (participativa) a sus
aspiraciones colectivas.
Cabe preguntarse si es posible que las movilizaciones o movimientos
sociales que emergen para dar respuesta a situaciones concretas puedan condensarse en estructuras capaces de
conseguir y ejercer el poder político a más largo plazo.
Hay revoluciones y transformaciones socio-políticas en las que los
partidos no fueron los entes articuladores protagónicos (como la revolución
cubana o la revolución sandinista) y en los que la movilización (en este caso
armada) precede a la creación de un partido, estos son evidencias de que la movilización política desde lo local puede
cristalizarse (estructurarse) y al mismo tiempo acceder al poder político para
ejercerlo, teniendo repercusiones a
nivel más global y de carácter no transitorio.
Emergiendo desde lo Local: De la Movilización al
Movimiento Social.
La movilización no es una organización institucionalizada. La diferencia
fundamental radica en que las movilizaciones sociales no poseen estructura,
aunque sí agenda generalmente establecida como un pliego de demandas que
resumen aspiraciones colectivas. La segunda diferencia importante es la
existencia temporal de las mismas. Las movilizaciones tienen a desarrollarse en
un horizonte temporal limitado, y generalmente tienden a disolverse
posteriormente a la consecución de las demandas exigidas o cuando las mismas
son inviables, pueden replegarse y reconfigurarse para volver a emerger.
Es innegable que la movilización social tiene motivaciones locales y que
su emergencia o aparición en el escenario es también desde el ámbito más local.
Una de las características de la movilización social es que aun cuando pueda
ser convocada por organizaciones sociales establecidas responden a demandas
puntuales y su éxito depende fundamentalmente de la conexión de esas demandas
con el interés colectivo, no hay movilización social sin participación
colectiva y aunque las organizaciones más formales como los partidos pueden
motivar movilizaciones, el éxito no radica en las organizaciones convocantes
sino en la participación de los individuos de una sociedad, cuyos intereses
pueden hacer trascender la agenda de la movilización a la previamente
identificada por los convocantes.
Las organizaciones sociales en cambio están estructuradas. En el caso de
los movimientos sociales esta estructuración es menos formal que en los
partidos y menos jerarquizada (más horizontal). El pensamiento tradicional ha
vinculado las mismas a la acción colectiva y al cambio en los valores de una
sociedad. “Son organizaciones sociales destinadas a establecer un orden nuevo
en la vida”[7].
“Son esfuerzos colectivos destinados a modificar normas y valores.”[8]
Es preciso preguntarse si puede una movilización cristalizarse
(condensarse) estructuralmente en una forma de organización social menos
transitoria, y cuales característica podría poseer esta forma de organización
inicialmente sin estructura.
A partir del pensamiento complejo y la teoría del caos, se concibe la
posibilidad del nacimiento del orden a partir de sistemas inicialmente caóticos
y en condiciones alejadas del equilibrio. “El orden se genera a partir del caos
a través de condiciones de no equilibrio[9]”.
De modo que en sistemas alejados de equilibrio pueden emerger estructuras
(disipativas) complejas con propiedades distintas a las existentes, a partir
del intercambio continuo de materia y energía con el entorno.
Las organizaciones pueden ser sistemas caóticos alejados del equilibrio,
con capacidad de autoorganizarse y cuyas características son su inestabilidad,
su carácter no lineal y donde el azar juega un papel importante provocando que
sean impredecibles, proliferando la incertidumbre y los fenómenos
autoorganizativos[10].
Esta inestabilidad constituye el potencial de cambio, adaptación y evolución de
las organizaciones hacia formas más complejas.
Lo anterior tiene implicaciones importantes si se identifica la
movilización social como una expresión que se origina precisamente en
condiciones de convulsión o agitación social en las que las interacciones son
más intensas y hay un alejamiento del equilibrio social, de modo que dándose
ciertas condiciones y a partir de mecanismos de autoorganización se creen en el
seno de las movilizaciones estructuras como los movimientos sociales.
Las características fundamentales de estas formas de organización social
serían su capacidad de interactuar más adecuadamente con el entorno, su
adaptabilidad, flexibilidad y la capacidad de autoorganización como elemento más
diferenciador de otras formas más tradicionales de organización social como los
partidos políticos.
La adaptabilidad del sistema se da gracias a la retroalimentación, que
permite identificar situaciones o amenazas que pongan en riesgo la organización
emergente y supone la identificación de soluciones desde la interacción de los
componentes.[11]
El pensamiento sistémico-complejo considera que en estas formas de
organización social emergen nuevas propiedades que no pueden ser producidas por
los agentes o componentes individuales del sistema, sino que se originan a
partir de las interacciones de los mismos. Esto resulta en maneras de
estructuración orgánica propias de estas organizaciones emergidas a partir de
la movilización misma.
Lo anterior puede explicar los fenómenos ocurridos en la historia más
reciente en todo el mundo y el porqué de las reconfiguraciones de las
formaciones políticas tradicionales o la aparición de otras en forma de
movimientos sociales a partir de grandes movilizaciones.
Las movilizaciones desde el ámbito local han podido condensarse en
estructuras permanentes con capacidad para conseguir y mantener el poder,
incidiendo de manera más global en sus respectivas sociedades, dos casos
puntuales pueden servir de ejemplo: El 15M en España y el Movimiento al
Socialismo (MAS) en Bolivia.
España: Del 15M hasta
Podemos
En España el 15M fue una
movilización convocada por un conjunto de organizaciones de escaso poder de
convocatoria, de hecho, la movilización fue inicialmente reducida en términos
de participación, “En España, el llamado movimiento de «indignados» comenzó
siendo una manifestación «marginal», adjetivada como periférica[12]”.
Sin embargo, dada ciertas
condiciones que alejaron la dinámica del equilibrio y que se comportaron como
atractores, a partir del intento de desalojar mediante el uso de la fuerza pública
a menos de veinte personas que permanecieron hasta entrada la noche en la plaza,
permitieron la aparición de nuevas alternativas de estabilidad dinámica
distintas a la planteada hasta el momento que era la de una única movilización
de un día convocada por varias organizaciones.
“Los comportamientos
complejos de las globalidades sistémicas abiertas al intercambio con su entorno
aumentan, a medida que las mismas se van alejando del equilibrio (de la
estabilidad, del orden, de la predictibilidad). Las interacciones en-red-adas
entre los propios componentes de la dinámica y de esta con el entorno la van
alejando del equilibrio, con el emerger de sucesivas alternativas de
estabilidad (las bifurcaciones, que veremos que son conflictos entre atractores
de esa dinámica)[13]”.
La solución adoptada de
“acampar indefinidamente” fue una de las alternativas de estabilidad dinámicas
surgida del conflicto presentado la noche del 15 de mayo.
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Marzo-Abril
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1-15 mayo
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Madrugada del 16 mayo
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Evolución
del Movimiento 15M. Incidencia Redes Sociales.
Fuente:
(Instituto Universitario de Investigación Biocomputación y Física de los
Sistemas Complejos. Universidad de Zaragoza, 2012)
El resultado inmediato
fueron las grandes acampadas que se le sucedieron, y durante el transcurso de
los siguientes dos meses la reconfiguración de la movilización como un
movimiento estructurado: Los Indignados. Su resultado más evidente es la
transformación completa de las formaciones políticas españolas con el
surgimiento de Podemos y posteriormente de Ciudadanos.
Sus aportes en términos de
organización política fueron recogidos en la estructura inicial de Podemos: La
toma de decisiones desde las asambleas, la transparencia en las discusiones, el
cuestionamiento a la democracia representativa y al sistema de partidos, forman
parte de las estructuras mecanismos y discurso político de ese nuevo partido[14].
Bolivia: El
Movimiento Cocalero y el MAS.
En las elecciones legislativas de 1997 en Bolivia, un dirigente aymará Evo
Morales, es electo como el primer diputado perteneciente al Movimiento Cocalero,
es apoyado apoyado por el Movimiento al Socialismo -MAS-, una concertación de
movimientos sociales que reúne a campesinos, sindicatos, comerciantes y
organizaciones de izquierda.
Luego de los violentos enfrentamientos entre cocalero y las fuerzas
armadas Evo Morales es expulsado del Congreso a inicios de 2002, en junio se
presenta como candidato a la presidencia y es derrotado por menos de dos puntos
por Gonzalo Sánchez de Losada, un empresario multimillonario formado en
Chicago, EEUU. En octubre del 2003, Sánchez de Losada huye en un helicóptero
del Ejército a la ciudad de Santa Cruz, desde donde envía su renuncia por
correo electrónico.
En el marco de las movilizaciones posteriores el MAS fue transformándose de una coalición de movimientos sociales no
políticos, hasta un Partido Político (MAS-IPSP) sin dejar de ser una
confederación de movimientos sociales. Esto le permitió mantener una fuerte
vinculación local a través de los movimientos sociales que lo conforman.
“Reducir al MAS-IPSP a un
mero «partido de los cultivadores de coca» sería algo equivocado, basta mirar a
la diversidad de los grupos sociales que ahí están representados hoy en día. El
MAS-IPSP constituye, a la vez, un partido político y una federación de
organizaciones sociales, cuyo ascenso electoral corresponde, contrariamente a
los casos brasileño o venezolano, a una ola creciente de luchas sociales[15]”.
Cerca de dos años después, y luego de convulsiones sociales que casi
llevaron al país a la guerra civil, el 18 de diciembre del 2005, Evo Morales y
el Movimiento al Socialismo (MAS) gana las elecciones con un 54% de la
votación. Es la segunda vez que se elige un presidente con mayoría absoluta en
Bolivia ( después de Víctor Paz Estenssoro en 1960) además es la primera vez que gobierna un presidente de origen indígena
en un país de mayoría indígena.
Este es un caso puntual en el que una coalición de movimientos sociales
obtiene y consolida el poder político.
Articulación Local-Global-Local en los Movimientos
Sociales
Los movimientos sociales surgidos o configurados a partir de expresiones
más particulares de movilización social, emergen a partir de la interacción
entre los individuos (participantes, vinculados y organizaciones convocantes).
Esta cristalización o condensación estructural de las movilizaciones
puede manifestarse en contextos en los que la sociedad misma como sistema se
encuentra en condiciones de inestabilidad, permitiendo la autoorganización y la
emergencia espontaneas de nuevas organizaciones (configuraciones) sociales,
flexibles, adaptables y fuertemente interconectadas (en-red-adas) con los
componentes que la sustentan.
La conformación de estas nuevas estructuras puede ser facilitada o constreñida
por diversos elementos, de los cuales podemos resaltar dos:
·
En primer lugar, la posibilidad de un liderazgo articulador ha resultado
fundamental para los casos en que estas conformaciones han podido construir
poder político (Pablo Iglesias en España, Evo Morales en Bolivia o Alexis Tsipras
en Grecia).
·
La espontaneidad en la consolidación de las estructuras organizativas al
interior de los Movimientos. Aquellos movimientos cuyas estructuras orgánicas
fueron el resultado de las propiedades generadas por la interacción de los participantes
(componentes del sistema) son de mayor alcance que otros movimientos que
intentan “adaptar” los casos de éxitos en sus respectivas realidades. Esto
explica el alcance temporal limitado de otras experiencias como Ocupemos Wall
Street o los Indignados en México.
La acción causal de este tipo de organización se da inicialmente de
manera natural desde lo local hacia aspectos más globales. La Movilización que
es motivada por causas puntuales y exigencias particulares, permite que estas
exigencias y agendas pueden irse aglomerando en el contenido programático de
los Movimientos Sociales, de igual manera la misma estructura orgánica de la
nueva organización es el resultado de la condensación del movimiento y gracias
a la interacción entre los componentes que lo constituyen.
La búsqueda y consecución del poder político de las organizaciones de
este tipo es una aspiración de manifestación más global de estas iniciativas
emergidas localmente. Cuando esta consecución ha sido posible el impacto hacia
lo local ha podido verse de manera directa en el ámbito más global de las
sociedades en que se han desarrollado. Solo basta ver los resultados en los
casos de ejemplo:
·
En España, luego del 15M quedo planteada una nueva manera de democracia
(la democracia deliberativa), la movilización y su consolidación como
movimiento permitió que sus exigencias quedaran plasmadas en las agendas de los
partidos políticos especialmente de la izquierda y modifico el escenario
político español con la irrupción de PODEMOS. “El germen de Podemos fue
precisamente el 15-M. Muchos de sus dirigentes se forjaron allí y fue
precisamente Pablo Iglesias, al fundar Podemos, quien dijo: ”Venimos
para quedarnos”. Y más tarde aquello de ”convertir la
indignación en color político”[16]”.
·
En Bolivia el resultado es aún más profundo, la consecución del poder
político por parte del movimiento cocalero e indigenista a través del MAS ha
transformado la sociedad boliviana en el aspecto político permitiendo una mayor
inclusión y participación de los ciudadanos y el reconocimiento por parte del
Estado de sectores históricamente marginados, en 2006, las reservas
internacionales de Bolivia alcanzaban los US$3.000 millones, cifra que llegó a
US$15.000 millones en esta década, en 2008 la UNESCO declaró a Bolivia libre de
analfabetismo gracias a la campaña de alfabetización lanzada en 2006, la tasa
de deserción escolar que en 2005 se situaba en 11% se ha reducido hasta menos
del 2.5% y el salario mínimo pasó de USD$61 en 2005 a USD$262 en 2016, solo
para citar algunos efectos.
Es evidente que los Movimientos Sociales poseen el potencial de
convertirse en actores políticos de primer orden, pero lo más importante son
los mecanismos de acción en los que naturalmente se ve atrapada esta dinámica. Desde
el ámbito más local hacia lo global y nuevamente a lo local impactando
definitivamente las sociedades de las que emergen, esto resulta en un bucle de
realimentación para las organizaciones y al mismo tiempo para los ciudadanos.
Qué nos depara el futuro
Los Partidos Políticos han ido perdiendo credibilidad e influencia en las
sociedades actuales, sus estructuras se han ido desconectando gradualmente de
las aspiraciones colectivas, sin embargo, continúan siendo las organizaciones
más importantes de los sistemas políticos de la mayoría de nuestras sociedades.
Por otro lado, las movilizaciones sociales han demostrado su potencial de
cristalizarse en organizaciones de un nuevo tipo, más flexibles y capaces de
propiciar la interacción e intercambio de información entre sus integrantes
(organizaciones o individuos) y con su entorno (otras organizaciones y el resto
de la sociedad).
La cada vez más frecuente movilización social por temas de índole
medioambiental, social o económico podría permitir la politización de estas
movilizaciones propiciando su cristalización (condensación) estructural y
garantizando su acción programática y electoral desde plataformas mejor
conectadas con las aspiraciones colectivas. Por otro lado, estas movilizaciones
pueden ser aprovechadas por las organizaciones políticas existentes (Partidos
Políticos), para movilizarse estructuralmente, modificando sus organismos y
dando paso a nuevas formas de organización más abiertas a su entorno, más
flexibles y sintonizadas con las aspiraciones colectivas (como es el caso de
SYRIZA en Grecia).
[1] Mujica, Pedro. El poder en disputa:
Partidos políticos, grupos de interés y movimientos sociales.
[4] Carlos, D. (1985). Teorias Organizacionales y
Administración. Bogota, Colombia: Mc Graw Hill Latinoamericana.
[5] Cardenas, J (1996), Partidos Políticos y Democracia, Colección Cuadernos de
Divulgación de la Cultura Democrática, núm. 8, ife, México, primera edición.
[6] Mujica, Pedro. El poder en
disputa: Partidos políticos, grupos de interés y movimientos sociales.
[8]
Smelser,
N. (1962). Teoria del Comportamiento Colectivo. California: Fondo de
Cultura Económica.
[9] Prigogine, I. (1997). ¿Tan Sólo una
Ilusión? Una Exploración del Orden al Caos. Barcelona, España: Tusquest
Editores
[10]
Navarro,
J. (2001). Las Organizaciones como Sistemas Alejados del Equilibrio.
Barcelona, España: Universidad de Barcelona.
[11] Pujols, J (2015). Caos en España: Del 15M al Nacimiento de Podemos.
Santo Domingo, Rep. Dom.: Instituto Global de Altos Estudios en Ciencias
Sociales.
[12] Roitman, M. (2011). Los Indignados, El Rescate de la
Política en España. Madrid: Prentice Hall.
[13] SOTOLONGO, P. L. (2015). Catedras de la
Especialidad de Pensamiento Complejo. Santo Domingo, República Dominicana:
Instituto Global de Altos Estudios en Ciencias Sociales
[14] Pujols, J
(2015). Caos en España: Del 15M al
Nacimiento de Podemos.
Santo Domingo, Rep. Dom.: Instituto Global de Altos Estudios en Ciencias
Sociales.
[15] Do Alto, H (2008). El MAS-IPSP boliviano, entre movimiento social y partido político, Revista Análisis Político, Vol. 21, No. 62.
Bogotá: Colombia.
[16] Fernandez, M (2016). Podemos y el 15M. Cartas al Director, Periódico el
País (18 de mayo de 2016).